El sistema antiequino PRIM G3 reeduca la marcha y mejora la autonomía en personas con afectación de la primera motoneurona superior

antiequino neuroprotesico

El sistema rehabilitador antiequino neuroprotésico PRIM G3 reeduca la marcha y mejora sustancialmente la autonomía de las personas con una lesión del sistema nervioso central (SNC) con afectación de la primera motoneurona superior.

Para conocer más detalles sobre esta importante herramienta para la recuperación de la capacidad de caminar, todavía muy infrautilizada, hemos hablado con David Morate, jefe de Producto y técnico ortoprotésico del equipo comercial de PRIM Ortopedia, que ha descrito este producto como “un dispositivo tecnológicamente superior y con la mejor relación calidad-precio del mercado”.

La secuela motora más común del ictus es la hemiplejia, o el daño unilateral –que afecta solo a la mitad del cuerpo– de la función motora de las extremidades. Se trata de un daño de gravedad variable que mejora con rehabilitación.

En estos casos, la lesión producida por el accidente cerebrovascular ha afectado la motoneurona superior, deja de cumplir su función: emitir señales nerviosas descendentes, desde la corteza superior a la médula espinal, para poner en marcha el complejo mecanismo del movimiento.

Sin embargo, aunque defectuosa, la conexión entre la corteza cerebral y la médula espinal no se ha interrumpido y, gracias a la plasticidad neuronal, se puede reeducar. Los estudios clínicos realizados con dispositivos FES han demostrado, a los seis meses de uso, la zona dañada tiene una mayor actividad neuronal gracias a la estimulación nerviosa del centro motor.

Uno de los recursos más eficaces para recuperar el movimiento de las extremidades inferiores, y caminar todo lo bien que permita la gravedad de la cada lesión, son los dispositivos de estimulación eléctrica funcional (FES, por sus siglas en inglés).

Estos electroestimuladores en concreto también reciben el nombre de antiequinos neurológicos o neuroprótesis, ya que combaten el llamado pie equino neurológico: como consecuencia de la lesión, se flexiona anormalmente el tobillo, el pie no despega del suelo al caminar, sino que se arrastra completamente, y se fuerza la cadera, lo que implica una marcha muy cansada e ineficiente, con un importante impacto sobre la postura y la alineación corporal.

Además de estar indicados para la rehabilitación funcional tras el ictus, los antiequinos son adecuados para personas con traumatismo craneoencefálico, parálisis cerebral, lesión medular incompleta media y alta, entre otras lesiones del SNC.

Aunque lo más frecuente es utilizar un único dispositivo para lesiones unilaterales, también se pueden emplear dos en personas con daño bilateral, por eso también existe la indicación para pacientes con esclerosis múltiple. Al tratarse de una enfermedad neurodegenerativa, el daño es necesariamente bilateral y el objetivo terapéutico no es tanto recuperar como mantener la funcionalidad el mayor tiempo posible.

La importancia de caminar

“El dispositivo PRIM G3 es único y su procesador, que detecta el movimiento de la pierna en tres dimensiones, lo sitúa por encima de sus competidores. Además, su sistema de electrodos textiles es único en el mercado”, afirma David Morate.

Según nos explica, el diseño del sistema ha tenido en cuenta la estética, por lo que se puede decir que es el más discreto del mercado. Apenas se nota incluso con prendas no particularmente holgadas y permite caminar con cualquier tipo de calzado. Algunas usuarias incluso utilizan zapatos y sandalias de tacón. De tacón ancho y bajo, claro está, pero tacón al fin y al cabo.

Este dato logra transmitir con claridad el potencial rehabilitador del antiequino neuroprotésico PRIM G3. Al utilizarlo habitualmente, genera una mejora progresiva, con pico máximo entre los siete y los nueve meses desde el inicio, que, siempre en función de la gravedad y la condición de cada persona, disminuye el sobreesfuerzo y repercute muy positivamente en la velocidad de la marcha, el número de pasos diario y el control voluntario del pie, evitando la deformación postural y sus consecuencias sobre el sistema musculoesquelético.

“Para los profesionales de la ortopedia, los resultados de una técnica o dispositivo se miden en relación a la funcionalidad y la independencia que proporcionan –señala David–. En el caso de PRIM G3, el perfil de paciente más común tiene más de 65 años y ha sufrido un ictus sin deterioro cognitivo. Son personas mayores que no solo vuelven a caminar erguidas, sino que salen diariamente a la calle, retoman los planes con sus amistades y dejan de necesitar ayuda en su domicilio, al menos para su cuidado personal. Por lo tanto, recuperan autonomía, pero también mejoran a nivel psicológico”.

ANTIEQUINO G3

Una herramienta tan eficaz como todavía desconocida en España

En otros países de la Unión Europea, como Francia y Alemania, la prescripción de dispositivos FES como PRIM G3 está incluida en la cartera de servicios sociosanitarios, por lo que las personas con daño neuromotor disfrutan de su notable eficacia rehabilitadora y, por tanto, su recuperación funcional es mayor, requiere menos esfuerzo y, a medio-largo plazo, resulta más eficiente incluso desde el punto de vista económico, ya que reduce el gasto sanitario y mejora la salud de la ciudadanía.

Sin embargo, su penetración es mucho menor en los países del sur de Europa. Con Italia algo más avanzada, España comparte con Portugal y Grecia una situación en la que el desconocimiento por parte de algunos profesionales sanitarios termina por perjudicar a los pacientes.

Para superar el retraso, David Morate señala una posible solución: “Es necesario ampliar la difusión de sus ventajas para que quienes puedan beneficiarse de las importantes mejoras que proporciona en términos de calidad de vida y autonomía personal sepan de su existencia. En España arrastramos las consecuencias de que no exista prescripción social, pero trabajar para dar a conocer productos tan avanzados como PRIM G3 es el primer paso para superar esta desventaja”.